sábado, 14 de noviembre de 2009

Cuestionario No. 6



Las escuelas menores


  1. ¿Quiénes fueron los estoicos?
  2. Si el hombre no puede  escapar a la conexión causal ni romper la armonía general, ¿cómo se entiende entonces la libertad?
  3. ¿Cómo puede entenderse el mal en el mundo?
  4. ¿Cómo puede ser “responsable” quien no puede decidir en algo distinto de lo  que tiene que ser?
  5. ¿Quiénes son libres en el sistema estoico?
  6. ¿Qué significa la a-taraxia? (No preocupación, no dolor)
  7. ¿Qué significa la autarquía (Autárkés)?
  8. ¿Qué significa la apatheía?
  9. En qué se diferencia y en qué se asemeja esta doctrina a la de los cínicos?
  10. ¿Cómo se define la virtud para el estoicismo?
  11. ¿Quiénes fueron los principales exponentes del estoicismo?
  
“El único Amo es el deseo. El verdadero amo de cada uno de nosotros es aquel que tiene el poder de darnos o no, quitarnos o no, lo que deseamos o no. Todo hombre entonces, que quiere ser libre, no desea y no rechaza nada que dependa de otros, de lo contrario, necesariamente será esclavo.”[1]

“Nunca digas respecto a nada “Lo he perdido”, sino “Lo he devuelto”. ¿Ha muerto tu hijo? Lo has devuelto. ¿Ha muerto tu mujer? La has devuelto. ¿Te han robado la tierra? También esto has restituido. “Pero, aquel que la ha tomado es un malvado” ¿Y a ti, qué te importan las manos por las cuales aquel que te la ha dado ha querido retirártela? Mientras Él [2] te la deje, úsala como algo que no te pertenece, como los turistas disfrutan los hoteles.”[3]

“Acuérdate que eres actor en una obra teatral, larga o corta, en que el autor ha querido hacerte entrar. Si él quiere que juegues el rol de un mendicante, es preciso que lo juegues tan bien como te sea posible. Igual, que si quiere que juegues el rol de un cojo, un príncipe, un hombre del pueblo. Pues eres tú quien debe representar el personaje que te ha sido dado, pero es otro a quien le corresponde elegírtelo [4]

Tu puedes ser invencible, si no te enganchas en combate alguno cuya victoria no dependa de ti.”[5]


“…el estudio sobre la vida activa con una curiosa frase que Cicerón atribuía á Catón, quien solía decir que “nunca hacía más que cuando nada hacía, y nunca se hallaba menos solo que cuando estaba solo” (Numquam se plus agere quam  nihil cum ageret, numguam minus solum esse quam cum solus esset.)[6] Suponiendo que Catón estuviera en lo cierto, las preguntas  son obvias: ¿Qué “hacemos” cuando no hacemos nada sino pensar? ¿Dónde estamos cuando, normalmente rodeados por nuestros semejantes, no estamos con nadie más que con nosotros mismos?”[7]

“El fin de la vida consiste en ‘vivir consecuentemente’“ (homologousménos), es decir, en inalterable, en constante conformidad consigo mismo; y el de la unidad  fundamental de la virtud. El estoicismo antiguo funda su ética en el carácter, si bien tiene de éste un concepto puramente “racionalista”; el carácter como afirmación de la razón frente a los afectos, “perturbaciones”o pasiones.” [8]

Lecturas Recomendadas:

1.- Leer “La Renuncia” Andrés Eloy Blanco. Antología popular. (1989) Monte Ávila editores . p 126 y ss
2.- Manual de Epícteto : www.formarse.com.ar
3.- Leer Entre pasado y futuro
     
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente

Ser, y no ser, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror…
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
y no saber dónde vamos
ni de dónde venimos!…
Rubén Darío.


[1] Manual de Epícteto, www.formarse.com.ar, p. 6.
[2] Pienso yo, que al no poder nombrar al sujeto del inconsciente, cosa que hiciera Freud, hace ya dos siglos, se nombraba a Dios, como tercero entre las contiendas humanas. Valga la pregunta, por el lugar y el sentido que damos al término DIOS, en nuestras vidas.
[3] Ibídem.
[4] Ibídem, p. 7.
(NT) Ese otro, es el deseo, como ley natural.
[5] Ibídem.
[6] Wittgenstein, L., Tractatus Logico-Philosophicus,  Editorial Alianza, Madrid, España, 1973, p. 7. (N. de t.)
[7] ARENDT, Hannah: Ibídem.

[8] ARANGUREN, José Luis ética, Editorial Biblioteca Nueva.España, 1997, p. 26.

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