jueves, 26 de noviembre de 2009

Apéndice III

Otaolaurruchi, José Manuel, L.C. //
Las Ironías De Dios



La resurrección de Cristo, es un llamado a aceptar con humildad el plan de Dios en nuestra vida.
Si con una quijada de burro, Sansón mató a mil filisteos, ¿qué no haría Dios con el burro entero?" (Jue. 15,16). De esta manera, un famoso predicador motivaba a la confianza a un grupo de jóvenes vocacionales. La frase me gusta porque expresa muy bien las ironías de la Providencia que por lo visto abundan en la Biblia.
No me digan que no es cómico ver a Gedeón escondido cuando el ángel del Señor se le aparece para anunciarle que ha sido elegido para liberar al pueblo del flagelo de los madianitas con estas palabras: "¡Salve, valiente guerrero!" (Jue. 6,12).


LOS BURLONES
Para los burlones, los que gustan de mofarse y reírse a costa de los defectos del prójimo, les conviene tener en cuenta lo que ocurrió a los socarrones de Betel que gritaban al profeta Eliseo: ¡Sube calvo, sube calvo! Resulta que el profeta les mandó unos osos que se los comieron (II Rey 2,24).
Simpática también resulta la elección de Moisés. No sé si Dios olvidó que era tartamudo, pues precisamente a éste lo eligió para comunicar al Faraón que debía liberar al pueblo de Israel que vivía oprimido y esclavizado. -Señor, ¿cómo voy a ir al Faraón si soy tartamudo? -Es cierto. Allí tienes a tu hermano Aarón, que él diga todo lo que te he mandado (Ex. 7,1).


VIDA REAL
Si pasamos a la vida real las ironías sobran, como la de aquella señora que embargada por la tristeza de saberse estéril decidió viajar a Roma para pedir a Dios, por intercesión de San Pedro, que le concediera tener un hijo y como prueba de su petición dejó una lámpara encendida. Pues resulta que la señora comenzó a engendrar un hijo detrás del otro y azorada decía: ¡Que alguien se vaya a Roma para apagar esa lámpara!
Dejando aparte los pasajes pintorescos, podemos encontrar también la ironía de Dios en aspectos más profundos, como fue el hecho de confundir a los sabios y entendidos de este mundo con la ignominia de la cruz. "Escándalo para los judíos y locura para los paganos" (I Cor. 1,23). Ante la cruz la sabiduría humana queda extraviada; tanto judíos como paganos quedan desorientados, porque todos creen encontrar a Dios en donde él no quiere ser encontrado, en la fuerza y en los conocimientos. Al contrario, la cruz es la sabiduría de Dios y, por lo tanto, es también su fuerza.
La resurrección de Cristo, además de ser garantía de nuestra fe, es un llamado para aceptar con humildad el plan de Dios en nuestra vida. Evitar pedir pruebas a Dios para que un día no tenga que meter mis dedos en las heridas de los clavos y la mano en su costado como le pasó a Santo Tomás, el incrédulo.


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