miércoles, 28 de octubre de 2009

Ética Nicomaquea, Fragmento.

            “Consideramos suficiente lo que por sí solo hace deseable la vida y no necesita nada, y creemos que tal es la felicidad. Es lo más deseable de todo, sin necesidad de añadirle nada; pero es evidente que resulta más deseable, si se le añade el más pequeño de los bienes, pues la adición origina una superabundancia de bienes, y, entre los bienes, el mayor es siempre más deseable. Es manifiesto, pues, que la felicidad es algo perfecto y suficiente, ya que es el fin de los actos.
            Decir que la felicidad es lo mejor parece ser algo unánimemente reconocido, pero, con todo, es deseable exponer aún con más claridad lo que es. Acaso se conseguiría esto, si se lograra captar la función del hombre. En efecto, como en el caso de un flautista, de un escultor y de todo artesano, y en general de los que realizan alguna función o actividad parece que lo bueno y el bien están en la función, así también ocurre, sin duda, en el caso del hombre, si hay alguna función que le es propia. ¿Acaso existen funciones y actividades propias del carpintero, del zapatero, pero ninguna del hombre, sino que éste es por naturaleza inactivo? ¿O no es mejor admitir que así como parece que hay alguna función propia del ojo y de la mano y del pie, y en general de cada uno de los miembros, así también pertenecería al hombre alguna función aparte de éstas? ¿Y cuál, precisamente, será esta función? El vivir, en efecto, parece también común a las plantas, y aquí buscamos lo propio. Debemos, pues, dejar de lado la vida de nutrición y crecimiento. Seguiría después la sensitiva, pero parece que también ésta es común al caballo, al buey y a todos los animales. Resta, pues, cierta actividad propia del ente que tiene razón. Pero aquél, por una parte, obedece a la razón, y por otra, la posee y piensa.  Y como esta vida racional tiene dos significados, hay que tomarla en sentido activo, pues parece que primordialmente se dice en esta acepción. Si, entonces, la función propia del hombre es una actividad del alma según la razón, o que implica la razón, y si, por otra parte, decimos que esta función es específicamente propia del hombre y del hombre bueno, como el tocar la cítara es propio de un citarista y de un buen citarista, y así en todo añadiéndose a la obra la excelencia queda la virtud (pues es propio de un citarista tocar la cítara y del buen citarista tocarla bien), siendo esto así, decimos que la función del hombre es una cierta vida, y ésta es una actividad del alma y unas acciones razonables, y la del hombre bueno estas mismas cosas bien y hermosamente, y cada uno se realiza bien según su propia virtud; y si esto es así, resulta que el bien del hombre es una actividad del alma de acuerdo con la virtud, y si las virtudes son varias, de acuerdo con la mejor y más perfecta, y además en una vida entera*. Porque una golondrina no hace verano, ni un solo día, y así tampoco ni un solo día ni un instante  <bastan>  para hacer venturoso y feliz”.


* El autor excluye de la felicidad al niño y al adolescente. Sólo la edad adulta es capaz de poseerla con el ejercicio de las virtudes.


ARISTÓTELES: Ética Nicomaquea, Libro I, 1097b, 14 – 1098a, 20; Editorial Gredos, S.A., Madrid, España, 2000, pp. 35-36.

Cuestionario No. 2



1.     ¿Qué sentido tiene para Aristóteles la ética?

2.     ¿Qué es una ética finalista? Hacer una comparación con el extranjero de Camus.

3.     ¿Qué es una ética formal?

4.     ¿Qué es eudaimonía?

5.     ¿Se puede fundamentar una ética en la felicidad?

6.     ¿Cómo se construye la felicidad del individuo? ¿Puede hacerlo sin tomar en cuenta la sociedad?

7.     ¿Qué es virtud? ¿Cuál es la diferencia entre la virtud de los griegos y la actual?

8.     ¿Cuál es la diferencia entre vicio y pecado?

9.     Vinculación del Estado con la ética.

10.  ¿Qué se entiende por Intelectualismo ético?

11. ¿Es verdad que todos los hombres buscan la felicidad, tal como lo plantea Aristóteles en su Ética Nicomaquea, incluyendo los suicidas?

12. ¿Puede haber un bueno tonto?

13. ¿Qué significa la expresión “una paloma no hace verano”[1]?

14. ¿Cuáles son las características de la ética aristotélica?
15. ¿Qué significa una ética heterónoma?
16. ¿En qué sentido se dice que la ética aristotélica es objetiva?


“Para ser hombre no basta con nacer, sino que hay que también que aprender. La genética nos predispone a llegar a ser humano pero sólo por medio de la educación y la convivencia social conseguimos efectivamente serlo.”[2]



 “Según el conocido dictamen de Jaime Balmes, el arte de enseñar a aprender consiste en formar fábricas y no almacenes. Por supuesto, dichas fábricas funcionarán en el vacío si no cuentan con provisiones almacenadas a partir de las cuales elaborar nuevos productos, pero son algunas más que una perfecta colecciones de conocimientos ajenos.”[3]



“La virtud es un modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello por lo que decidiría el hombre prudente.” (Ethic. Nic., 1107 a)



“El secreto de la felicidad: amar lo que hay obligación de hacer. Tal es el fin de todo acondicionamiento: hacer que cada uno ame el destino social, del que no podrá librarse.”[4]



“La actual felicidad siempre parece muy menguada en comparación de las compensaciones que brinda la miseria. Y, además, la estabilidad no es ni con mucho tan espectacular como la inestabilidad. Y el estar satisfecho no tiene el encanto de una denodada lucha contra la desgracia, ni el pintoresquismo de una pugna contra la tentación, o de una fatal  derrota a manos de la pasión o de la duda. La felicidad nunca es tan grandiosa”[5]



Si la razón me daña, quítame la razón y dame paz y salud, aunque sea un imbécil” Miguel de Unamuno



Actividades: 

1.- Responder el primer cuestionario

2.- Acordar los temas que se van a tratar a lo largo del curso

3.- Crear una red de información

4.- Entrega del tercer cuestionario



Lecturas Recomendadas:

1.     MACINTYRE, Alasdair: Historia de la ética, Editorial Paidos, México, Capítulo 7, “La Ética  de Aristóteles”.






[1] Eth. Nic., VII, 1, 1145 b, 3.

[2] SAVATER, Fernando: El Valor de Educar, Editorial Ariel, Colombia, 1997, p. 39.
[3] SAVATER, Fernando: El Valor de Educar, Editorial Ariel, Colombia, 1997, p. 50.
[4] HUXLEY, Aldous:  Un mundo feliz,  Editores mexicanos unidos, 2004, p. 25.

[5] p. 187.

La bondad


Ética y Docencia

“La Ética es la investigación general de lo bueno”[1]

  1. ¿Cómo distinguir lo bueno de lo malo?
  2. ¿Qué es bueno?
  3. ¿En que sentido se puede hablar de igual manera de un hombre bueno y de un cuchillo bueno?
  4. En qué sentido el comic de Quino habla del carácter de bondad.
  5. ¿Quién es peor, aquel que actuando contra conciencia actúa bien, o aquel que obedeciendo a su conciencia actúa mal (el ejemplo de Pablo y el centurión que decide por flojera no azotar más a Cristo)
  6.  Leer la “banalidad del mal”.
  7. ¿Qué es la “Falacia naturalista”?
  8. ¿Puede haber una ética meramente subjetiva?



[1] WITTGENSTEIN, Ludwig. Cit en Doce textos fundamentales de la ética del siglo XX. Alianza Editorial. Madrid. 2002. p. 113.

La vida del espíritu

Hannah Arendt

Introducción
Editorial Paidos, Barcelona, España, 2002, p. 29 y ss.

      Todo comenzó mientras asistía al proceso de Eichmann en Jerusalén. En mi relato del mismo hablé de la “banalidad del mal” y con esta expresión no aludía a una teoría o a una doctrina, si bien era confusamente consciente de que iba en contra del pensamiento tradicional ―literario, teológico, filosófico― sobre el fenómeno del mal. El mal, como aprendimos de niños, es algo demoníaco; su encarnación es Satán, que “cae del cielo como un rayo” (Lc. 10, 18), o Lucifer, el ángel caído (“el demonio también es un ángel” [Miguel de Unamuno]), cuyo pecado es el orgullo (“orgulloso como Lucifer”), es decir, aquella superbia de la que sólo los mejores son capaces: ellos no quieren servir a Dios, quieren ser como Él. Los malvados, se nos dice, actúan movidos por la envidia, que puede ser el resentimiento por no haber triunfado sin que mediara su propia falta (Ricardo III), o la envidia de Caín, que mató a Abel porque “el Señor prestó atención a  Abel  y a sus sacrificios, pero no tuvo consideración alguna con Caín y sus ofrendas”. También puede guiarles la debilidad (Macbeth). O, al contrario, el poderoso odio que experimenta la maldad ante la pura bondad (Iago: “Odio al Moro; mi causa está engendrada en mi corazón”; u odio de Claggart por la inocencia “bárbara” de Billy Budd, un odio que Melville considera como una depravación de la naturaleza”), o la codicia, “fuente  de todos los males “(Radix omnium malorum cupiditas). Si embargo, aquello que tenía ante mis ojos era un hecho totalmente distinto e innegable. Lo que me impresionó del acusado era su manifiesta superficialidad, que no permitía remontar el mal incuestionable que regía sus actos hasta los niveles más profundos de sus raíces o motivos. Lo actos fueron monstruosos, pero el agente ― al menos el responsable que estaba siendo juzgado  en aquel momento ― era totalmente corriente, común, ni demoníaco ni monstruoso. No presentaba ningún signo de convicción ideológica sólida ni de motivos específicamente malignos, y la única característica destacable  que podía detectarse en su conducta pasada, y en la que manifestó durante el proceso y los interrogatorios previos, fue algo enteramente negativo; no era estupidez, sino incapacidad para pensar. En el contexto del tribunal israelí y del proceso  carcelario supo desenvolverse tan bien como lo había hecho durante el régimen nazi pero, ante situaciones carentes de este tipo de rutina,  estaba indefenso y su lenguaje estereotipado producía en la tribuna, como evidentemente también debió hacerlo en su vida oficial, una suerte de comedia macabra. Los estereotipos, las frases hechas,  la adhesión a lo convencional, los códigos de conducta estandarizados cumplen la función socialmente reconocida de protegernos  frente a la realidad, es decir, frente a los requerimientos que sobre nuestra atención pensante ejercen los acontecimientos y hechos en virtud de su existencia. Si siempre tuviéramos que ceder a dichos requerimientos, pronto estaríamos exhaustos. La única diferencia entre Eichmann y el resto de la humanidad es que él pasó por alto todas esas solicitudes. 

El Club de la Efectividad

Tomado de The Washington Post.

Un hombre se sentó en una estación del metro en Washington y comenzó a tocar el violín, en una fría mañana de enero. Durante los siguientes 45 minutos, interpretó seis obras de Bach. Durante el mismo tiempo, se calcula que pasaron por esa estación algo más de mil personas, casi todas camino a sus trabajos.  Transcurrieron tres minutos hasta que alguien se detuvo ante el músico. Un hombre de mediana edad alteró por un segundo su paso y advirtió que había una persona tocando música.   Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera donación: una  mujer arrojó un dólar en la lata y continuó su marcha.  Algunos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar, pero enseguida miró su reloj y retomó su camino.  Quien más atención prestó fue un niño de 3 años. Su madre tiraba del brazo, apurada, pero el niño se plantó ante el músico. Cuando su madre logró arrancarlo del lugar, el niño continuó volteando su cabeza para  mirar al artista. Esto se repitió con otros niños. Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir la marcha.
En los tres cuartos de hora que el músico tocó, sólo siete personas se detuvieron y otras veinte dieron dinero, sin interrumpir su camino. El violinista recaudó 32 dólares. Cuando terminó de tocar y se hizo silencio, nadie pareció advertirlo. No hubo aplausos, ni reconocimientos. 
Nadie lo sabía, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron alguna vez, en un violín tasado en 3.5 millones de dólares. Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100 dólares. 
Esta es una historia real. La actuación de Joshua Bell de incógnito en el metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas. La consigna era: en un ambiente banal y a una hora inconveniente, ¿percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?
Una de las conclusiones de esta experiencia, podría ser la siguiente: Si no tenemos un instante para detenernos a escuchar a uno de los mejores músicos interpretar la mejor música escrita, ¿qué otras cosas nos estaremos perdiendo ? 

lunes, 12 de octubre de 2009

CÓMO EVITAR EL PLAGIO: CONSEJOS A LOS ESTUDIANTES

Dr. Hugh S. Pyper
(Ttraducción: Julia Banwell, Northumbria University)


La integridad académica
Todos los deberes entregados a este departamento deben ser acompañados por una declaración de integridad académica (Declaration of Academic Integrity) firmada por el estudiante, que declara que el trabajo es el resultado de investigaciones hechas por el estudiante y que no contiene material que proviene de una fuente no indicado por el estudiante. Todo trabajo entregado sin esta declaración no será corregido hasta que el estudiante la provea y además, en el interín, podrá acarrear penas para la sumisión tarde.


Toda declaración falsa es un delito para el cual el estudiante será sometido a penas severas. La Universidad puede rehusar dar la licenciatura a un estudiante quien ha hecho una declaración falsa con el propósito de engañar. Por eso, es necesario que el estudiante comprenda que cuando firma este documento, hace una promesa. El incumplimiento de este contrato resultará en una acusación de plagio al estudiante.


¿Qué es el plagio?
Plagiar es robar: es cuando un estudiante roba las palabras, las ideas y el trabajo de alguien y finge que son suyos. Esto se aplica no solamente al trabajo entero, sino también a una simple frase que proviene de la obra de un autor u otro estudiante. Todo intento de utilizar el trabajo de alguien con el propósito de engañar al lector recibirá un castigo severo.


Desafortunadamente, es posible también que el estudiante sea acusado de plagio como resultado de su propio descuido o su ignorancia. El proceso de investigar este tipo de caso es largo y desagradable para todo el mundo. Para el beneficio de todos, el estudiante debe entonces hacer todo lo posible para evitar no solamente el plagio, sino también evitar dar a su lector la impresión que el trabajo contiene elementos prestados del trabajo de otra persona.


Cualquiera sea la intención, es malo que alguien reciba mérito para un trabajo que no es suyo. Si el lector no logra a discernir cuáles partes del trabajo son propios del estudiante y cuáles son derivadas de otro lugar, ¿cómo puede corregir el trabajo? La nota será baja, aún si no haya un problema grave, porque es la responsabilidad del estudiante indicar claramente esta diferencia al lector.


¿Cómo evitar el plagio?
La primera de las cosas que hay que hacer si estás en la duda, es pedir consejo al Personal Tutor, Year Tutor o Module Tutor. Sin embargo, es posible evitar la mayoría de los problemas con un poco de sentido común.


Lo más importante es dar una referencia completa y minuciosa para cada cosa de la cual se hace uso. La referencia debe permitir al lector encontrar directamente el pasaje al cual uno se refiere o que usted cita en la misma edición del libro o el artículo que ha sido consultado. De ahí la importancia de una referencia detallada, que contiene el nombre del editor, lugar y fecha de publicación y todos los otros detalles pertinentes a una edición específica. Por ejemplo, distintas ediciones del mismo libro pueden tener una paginación diferente, y entonces el lector se arriesga no poder encontrar el pasaje en la página indicada.


Dar referencias completas permite al lector verificar la cita y su contexto para juzgar si han sido correctamente reproducidos y interpretados. Puede igualmente que sugiera al lector otro material que le interesara leer si quiera investigar más profundamente el tema. El departamento pone a la disposición de los estudiantes una guía de presentación con ejemplos a seguir. Es imperativo conseguir una copia y de hacer uso de ella.


Sin embargo, no es suficiente solamente dar una referencia general a un libro en una bibliografía. Hay que decir precisamente cuáles son los pasajes que han sido utilizados en tu proyecto. Si la referencia es incorrecta, incompleta o inexistente, entonces, si quieres engañar o no, esto significa que se puede concluir que el trabajo contiene material de «fuentes no reconocidas». Por ejemplo, si no se incluye una bibliografía, se implica o que el ensayo es el resultado de trabajo completamente suyo, o que debe provenir de fuentes no reconocidas. Si no es posible encontrar una fuente porque la referencia es inadecuada, ella será juzgada «no citada». Si una pieza de trabajo con referencias no adecuadas es entregada con una declaración de integridad académica, el estudiante está haciendo una afirmación mentirosa.


El lector también tiene el derecho a preguntarse qué quiere disimular un estudiante cuando no da referencias exactas. ¿Qué encontraría el lector si quisiera verificar las citas?


Aspectos problemáticos
Hay varios aspectos que se relacionan con las referencias, que potencialmente pueden causar dificultades. Es bueno no olvidar el principio fundamental – que el estudiante tiene que indicar al lector la diferencia entre su trabajo y el trabajo de otra persona.


Las citas
Si se utiliza una frase, una expresión o incluso una palabra específica que procede de una fuente particular, se debe poner la cita entre comillas y indicar la página de donde vienen las palabras. Si uno está en la duda, siga esta regla y no se equivocará, por lo menos en lo que se refiere al plagio (véase abajo).


NB: si el lector vuelve a la fuente y encuentra que el texto corresponde palabra por palabra entre lo que el estudiante ha escrito y la fuente, el hecho de que el estudiante hubiera hecho una referencia de modo general o mismo a un pasaje particular no le excluye de una posible acusación de plagio. Este tipo de cita «disimulada» es inaceptable. Hay que señalar las citas como tal en el texto.


El resumen
Sin embargo, no suele ser necesario o deseable citar un pasaje largo para exponer la idea principal. De hecho, un ensayo que está compuesto de nada más que una serie de citas no dará lugar a una acusación de plagio si el estudiante ha utilizado correctamente las fuentes, pero no obtendrá una buena nota. Saber copiar citas no demuestra al lector lo que piensa el estudiante sobre el tema, ni si comprende o no el sentido de un pasaje suficientemente para comunicar sucintemente los puntos más importantes y relevantes.


Es completamente legítimo resumir lo que ha dicho un autor. Sin embargo, hay que dar al lector los datos necesarios para que él pueda verificar si el resumen es exacto. También es absolutamente esencial indicar la diferencia entre los pasajes que hacen un resumen del trabajo de otro, y los pasajes donde el estudiante analiza o desarrolla lo que ha sido escrito.


Es un terreno particularmente difícil pero importante. Las notas a pie de página y las referencias son esenciales pero no suficientes. Se aconseja utilizar frases tales como:


According to Smith… (Según Smith…)
Jones argues… (Jones estima que…)
Put in summary form, Black’s thesis is… (En resumen, la teoría de Black es que…)


y hay entonces que señalar claramente que se desarrolla el argumento con la ayuda de frases como:


The conclusion we can draw from this is… (Podemos concluir que…)
This argument seems flawed in two ways… (Este argumento parece viciado en dos puntos…)
Black’s opinion needs to be balanced with that of Green, who claims that… (La opinión de Black debe ser considerada al mismo tiempo que la de Green, quien declara que…)


En los ejemplos aquí arriba, cada nombre debe ser seguido por una nota a pie de página o una referencia, para permitir al lector verificar la fuente del resumen. NB: Cuando se escribe un resumen, se debe utilizar sus propias palabras. Cualquiera frase, expresión o palabra que proviene de una fuente particular debe ser citada entre comillas. Olvidar hacer esto es un error muy frecuente, y se recuerda a los estudiantes tenerlo en cuenta. Dar una referencia general no es suficiente para evitar ser acusado de plagio. No es suficiente tampoco cambiar unas palabras aquí y allá mientras de verdad se copia lo que ha estado escrito. Elegir frases dentro de un texto y hilarlas tampoco es aceptable. El estudiante debe hacer el resumen utilizando sus propias palabras, o citando entre comillas. Se puede, por ejemplo, escribir el resumen habiendo cerrado el libro. Si se está en la duda, es mejor citar entre comillas, pero no se debe olvidar que un ensayo no ganará una buena nota para el contenido de una cita. Saber comunicar sucintemente un punto importante y relevante que se ha adquirido de su lectura es una de las competencias más importantes que se trata de evaluar por medio de un ensayo.


Hay que acordarse también que el profesor no da la nota para el resumen mismo, sino para lo que el estudiante hace en él: es decir, cómo el estudiante desarrolla el material que utiliza o el enfoque crítico que se adopta hacia él. Un ensayo que está compuesto solamente en resúmenes del trabajo de otras personas y que no hace críticas ni llega a conclusiones, no obtendrá una buena nota aunque el ensayo sea bien escrito o las referencias sean buenas. Como más original sea el análisis, menos se sospechará que el estudiante ha plagiado el trabajo de otro autor.


Fuentes secundarias
A menudo, los estudiantes tienen dificultades en utilizar lo que se llaman las fuentes «secundarias» en comparación con las fuentes «primarias». La diferencia es sencilla. Cuando un estudiante cita directamente el trabajo de un autor, está utilizando una fuente «primaria», pero cuando se cita algo que otra persona ha dicho sobre el autor, ya sea por citar el autor o hacer un resumen de su trabajo, se está utilizando una fuente «secundaria».


Es muy importante que el estudiante no dé al lector la impresión que él mismo ha hecho el trabajo que, de hecho, hizo el autor de la fuente secundaria.


Cómo hacer referencia a las citas
Hay un problema que se presenta frecuentemente como resultado del hecho que muchos libros contienen citas de otros libros: muchas de estas citas son las más relevantes e útiles para el tema. Hay que tomar cuidado aquí para asegurar que el lector no reciba la impresión que el estudiante ha consultado libros que, de hecho, no ha consultado. En este tipo de caso, el estudiante no fue él quien encontró la cita, así que no debe fingir que hizo esto. Si el estudiante simplemente cita las palabras que ha encontrado, está negando reconocer la fuente de dónde provienen aquellas palabras (el libro que está leyendo) y por lo tanto, se arriesga no cumplir con la declaración de integridad académica. Es mejor evitar citar de esta manera.


Sin embargo, si se decida que es necesario, hay que verificar la cita. Los investigadores en el campo de las artes y las letras consagran una gran parte de su tiempo a hacer esto. ¿Cómo es posible saber si la cita o la referencia que aparece en un texto es exactamente correcta? Los errores de imprenta u otros accidentes siempre pueden ocurrir. Es posible que, cuando se lea el pasaje entero, la cita sea fuera de contexto: por eso, se podría decidir que el autor en cuyo trabajo se encontró la cita ha deformado el sentido de las palabras en la fuente que utilizó.


Hace falta volver al orígen de la cita para verificar la referencia. Si la cita viene de una obra clásica que existe en muchas ediciones y/o versiones traducidas, se podría decidir que verificar la exactitud en una edición distinta es suficiente, pero en este caso, se debería citar la edición que se ha utilizado para verificar la cita como referencia porque no es posible garantizar la exactitud de la referencia en la fuente secundaria.


Si no se puede verificar la cita – o porque no se puede conseguir la fuente original o porque no hay tiempo suficiente para conseguirla – se debe hacer referencias a ambas fuentes: la fuente de la cita, y el texto en el cual se la cita. Por ejemplo:


Jeremy Fisher The Crimes of Peter Rabbit (Oxford, Oxford University Press, 1987) p.45, quoted in Jemima Puddleduck ‘Peter Rabbit Vindicated’ Journal of Beatrix Potter Studies 2 (1999) pp. 2-12; p.5


(NB: este ejemplo ha sido inventado para este ejercicio, lo cual no justifica en ningún caso la invención de referencias para los ensayos y proyectos).


El mejor método de trabajar en cualquier caso es hacer referencia a ambas fuentes.


Cómo citar un resumen
Otro problema que se presenta frecuentemente a los lectores de ensayos es descubrir que un estudiante de repente se ha vuelto ‘experto’ sobre, por ejemplo, comentarios oscuros del siglo 19 sobre el libro de Job. Dentro de un ensayo mediocre, aparecerá un largo argumento en el siguiente estilo:


«Mientras que Eisberg opina que Job es una comedia, Schmidt y Schleswig-Holstein enfatizan los aspectos trágicos.»


Normalmente es evidente que el estudiante no ha leído lo que estos autores han escrito, sobre todo cuando se trata de libros agotados o escritos en una lengua extranjera, aunque este tipo de problema pudiera también ocurrir en el caso de autores ingleses contemporáneos. La lista de autores y opiniones no es fruto del trabajo del estudiante, ella proviene de fuentes secundarias.


Aquí de nuevo, no es suficiente indicar la fuente secundaria en una bibliografía o incluso poner una referencia a la página en una nota a pie de página. Además de hacer esto, hace falta indicar en el texto algo como ‘According to Brown…’ («Según Brown…»). Así se declara que Brown hizo el trabajo, pero también protega al estudiante si las declaraciones de Brown sean falsas.


Colaboración con otro estudiante
Todos sabemos que cuando un estudiante copia el trabajo de otro, con o sin su permiso, y finge que es suyo, es completamente inaceptable. Cualquier intento de recibir puntos para un ensayo tomado del Internet u otra fuente es inaceptable también.


Es más difícil evaluar los casos cuando dos estudiantes han trabajado juntos o han compartido sus fuentes hasta tal punto que el profesor nota que los trabajos contienen citas, argumentos y estructuras generales parecidos – se pregunta si estos simplemente se parecen o si los dos estudiantes han colaborado. En tales casos, si la cuestión queda sin resolver, la nota será dividida en dos y compartida entre los dos estudiantes. Por su propio interés, pues, es bueno asegurar que el trabajo sea considerado como independiente del trabajo de otros estudiantes.


Por otra parte, si el número de libros disponibles para los estudiantes no es suficientemente grande, todo el mundo se arriesga utilizar las mismas citas y bibliografías que los demás. En estos casos, es aún más importante demostrar no solamente que uno está capaz de citar un pasaje, sino también de hacer un resumen de él y de estructurar un ensayo por su propia cuenta. Véase los consejos en el párrafo «El resumen».


Conclusión
Aunque el plagio sea un delito grave, el estudiante puede evitar los problemas si toma precauciones, es honrado y preciso. El temor del plagio no debe impedir al estudiante utilizar plenamente todos los recursos que hay dentro del trabajo de otros autores. El proceso de aprender a explotar este trabajo con seriedad y responsabilidad para aumentar su propio nivel de conocimiento está a la base de la formación universitaria. La consultación de obras serias da buenos ejemplos a seguir y el estudiante debería beneficiarse de la oportunidad para mejorar su propio estilo. Última cosa: cuando hay duda, ¡pide consejo!

Ética para Amador

Fernando Savater
Capítulo Primero
Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras, para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo; la mayoría, para obtener un puesto de trabajo y ganarse con él la vida. Si no sentimos curiosidad ni necesidad de realizar tales estudios, podemos prescindir tranquilamente de ellos. Abundan los conocimientos muy interesantes pero sin los cuales uno se las arregla bastante bien para vivir, por ejemplo, lamento no tener ni idea de astrofísica ni de ebanistería, aunque a otros les darán tantas satisfacciones, aunque tal ignorancia no me ha impedido ir tirando hasta la fecha. Y tú, si no me equivoco, conoces las reglas del fútbol pero estás bastante pez en béisbol.. NO tiene mayor importancia, disfrutar con los mundiales, pasar olímpicamente de la liga americana y todos contentos.

Lo que quiero decir es que ciertas cosas uno puede aprenderlas o no, a voluntad. Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que ignoramos. Se puede vivir sin saber astrofísica, ni ebanistería, ni fútbol, incluso sin saber leer ni escribir: se vive peor si quieres, pero se vive. Ahora bien, otras cosas hay que saberlas porque en ello, como suele decirse, nos va la vida. Es preciso estar enterado, por ejemplo, de que saltar desde el balcón de un sexto piso no es cosa buena para la salud; o de que una dieta de clavos (¡con el perdón de los fakires!) y ácido prúsico no permite llegar a viejo. Tampoco es aconsejable ignorar que si uno cada vez que se cruza con el vecino le atiza un mamporro las consecuencias serán antes o después muy desagradables. Pequeñeces así son importantes. Se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir.

En una palabra, entre todos los saberes posibles existe al menos un imprescindible: el de que ciertas cosas nos conviene y otras no. No nos convienen ciertos alimentos ni nos conviene ciertos comportamientos ni ciertas actitudes. Me refiero, claro está que no nos conviene si queremos seguir viviendo. Si lo que uno quiere es reventar cuanto antes, beber lejía puede ser muy adecuado o también procurar rodearse del mayor número de enemigos posibles. Pero de momento vamos a suponer que lo que preferimos es vivir: los respetables gustos del suicida los dejaremos por ahora de lado. De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que nos conviene solemos llamarlo “bueno” porque nos sienta bien.



El principio etimológico

José Luis Aranguren


Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, España, 1997, p. 22 y ss.

 

La palabra ética (ήθιχή έπιδτήη, τα θιχά) procede del vocablo ήθος que posee dos sentidos fundamentales. Según el primero y más antiguo, significaba “residencia”, “morada”, “lugar donde se habita”. Se usaba, primeramente, sobre todo en poesía, con referencia a los animales, para aludir a los lugares donde se crían y encuentran, a los de sus pastos y guaridas. Después, se aplicó a los pueblos y a los hombres en el sentido de su país. Esta acepción de la palabra ήθος se ha visto filosóficamente prestigiada en nuestro tiempo porque Heidegger ha apoyado en ella su concepción de la ética, expuesta en las Cartas sobre el humanismo. Heidegger hace notar en este texto, estudiado más adelante, que la Ética (que para él es lo mismo que Ontología), es el pensar que afirma la morada del hombre en el ser, la verdad del ser como elementos originario del hombre. Helene Weiss, discípula de Heidegger, ha partido también de este primer sentido de la palabra ήθος para interpretar en su bello libro la ética aristotélica desde categorías heideggerianas. Según ella, esta significación fundamental nos abre la intelección del concepto de ήθος vigente en la época aristotélica, que en seguida estudiaremos. Pero ahora ya no se trataría del lugar exterior o país en que se vive, sino del “lugar” que el hombre porta en sí mismo, de su actitud interior, de su referencia a sí mismo y al mundo (héxis, habitado de los escolásticos). El ­­­­êthos es el suelo firme, el fundamento de la praxis, la raíz de la que brotan todos los actos humanos.


La interpretación del êthos como el desde el hombre es, según veremos enseguida, parcial, pero no arbitraria. Hay rastros de ella en Aristóteles, y Zenón el estoico sostuvo, según testimonio de Estobeo, que el êthos es la fuente de la vida, de la que manan los actos singulares. (…)


Sin embargo, es la acepción más usual del vocablo êthos la que, según toda la tradición filosófica a partir de Aristóteles, atañe directamente a la Ética. Según ella, significa “modo de ser” o “carácter”. Xavier Zubiri ha precisado esta significación con las siguientes palabras: “El vocablo êthos tiene un sentido infinitamente más amplio que el que damos hoy a la palabra “Ética”. Lo ético comprende, ante todo, las disposiciones del hombre en la vida, su carácter, sus costumbres, y, naturalmente, también lo moral. En realidad se podría traducir por “modo o forma de vida” en el sentido hondo de la palabra, a diferencia de la simple “manera”.


Retengamos esta palabra, “carácter”. “Carácter”, pero no en el sentido biológico de “temperamento” dado con las estructuras psicológicas, sino en el de modo de ser o forma de vida que se va adquiriendo, apropiando, incorporando a lo largo de la existencia. (…) la etimología nos guía: êthos deriva de éthos, lo cual quiere decir que el carácter se logra mediante el hábito, que el êthos no es, como el páthos, dado por naturaleza, sino adquirido por hábito (virtud o vicio). Pero no por eso tiene menos realidad, y de ahí la enérgica y usual expresión “segunda naturaleza” .

Teoría de las ventanas rotas

TEORÍA DE LAS VENTANAS ROTAS

(Gracias a Rebeca)

En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Phillip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.

Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.

Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto.

El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.

¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?

No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que vale todo. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.

En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la teoría de las ventanas rotas, misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.

Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen 'pequeñas faltas' (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja) y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.

Si los parques y otros espacios públicos deteriorados son progresivamente abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la gente son progresivamente ocupados por los delincuentes.

La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: graffitis deteriorando el lugar, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes. Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un lugar seguro.

Posteriormente, en 1994, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York, basado en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del metro, impulsó una política de 'tolerancia cero'.

La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana.

El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York.

La expresión 'tolerancia cero' suena a una especie de solución autoritaria y represiva, pero su concepto principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad.

No se trata de linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la policía, de hecho, respecto de los abusos de autoridad debe también aplicarse la 'tolerancia cero'.

No es 'tolerancia cero' frente a la persona que comete el delito, sino 'tolerancia cero' frente al delito mismo.

Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana.


Referencia:

Arreglando Ventanas Rotas: Restaurando el Orden y Reduciendo el Crimen en Nuestras Comunidades por George L. Kelling y Catherine Coles es un libro de criminología y sociología urbana publicado en 1996, que habla acerca del crimen y las estrategias para contenerlo o eliminarlo de vecindarios urbanos.1


El libro está basado en un artículo titulado 
Ventanas Rotas de James Q. Wilson y George L. Kelling, que apareció en la edición de marzo de 1982 de The Atlantic Monthly.2 El título del libro viene del siguiente ejemplo:

"Consideren un edificio con una ventana rota. Si la ventana no se repara, los vándalos tenderán a romper unas cuantas ventanas más. Finalmente, quizás hasta irrumpan en el edificio, y si está abandonado, es posible que sea ocupado por ellos o que prendan fuegos adentro.
O consideren una banqueta. Se acumula algo de basura. Pronto, más basura se va acumulando. Eventualmente, la gente comienza a dejar bolsas de basura de restaurantes de comida rápida o a asaltar coches."